Señor me cuesta orarte, mi mente fácilmente se distrae, no me fluyen las palabras, no siento a tu Espíritu… Cuando trato de conectarme con tu presencia, la mente me juega una pasada y me interrumpe.
No me dejes señor… Apiádate de mi condición de pecado, por tu gracia y en honor a tu nombre no hagas juicio de mí. Estoy perdido sin tu guía, sin tu dirección, sin tu Santo espíritu. No es lo mismo cuando me rescataste, ya me lo has advertido, estoy en desobediencia, soy un rebelde y esto es a causa de eso. Pero Dios ¿qué puedo hacer sin ti?
Reconozco mi fragilidad, mi necesidad de ti, acepto que sin ti no soy nada… Me gustaría obedecerte pero no puedo, en ocasiones no quiero. Ya no puedo hacer con libertad lo que antes hacía, consumo los placeres carnales Pero de inmediato me siento mal.
Aumenta mi fe, dame esa convicción de arrepentimiento, ayúdame a comprender el sacrificio de Cristo, resetea mi mente, coloca en mí el querer como el hacer…
Amén.