Relatos del Vengador: El curioso caso de Carlos Miranda una victima de las bandas delictivas de los Valles del Tuy

@Vengador2100

El caso de los Valles del Tuy #RelatosdelVengador – Crónica.

Este caso lo investigó un colega y amigo mio ya retirado del Cicpc de esa zona del estado Miranda cuyas notas de la investigación me las hizo llegar.

El señor Carlos Miranda era dueño de 2 tiendas de celulares, divorciado hacía ya un buen tiempo, residía solo en la urbanización Casa de Tejas en Ocumare del Tuy. Con 56 años de edad todavía tenía esperanzas de iniciar una relación sentimental con una mujer y al parecer la edad que pudiera tener la posible candidata no sería una barrera.

Cierto día del año 2014 Carlos Miranda hizo una compra de un televisor pantalla plana de 42 pulgadas por medio de una famosa página de compra y venta en la Internet. El artefacto en cuestión lo publicó la señorita Lucía.

Carlos y Lucía acordaron que él recibiría el recibiría el televisor en su domicilio y allí mismo Lucía recibiría su pago en dólares en efectivo.

La transacción fue pactada por 120$. Cuando Carlos Miranda recibió a Lucía quedó impactado por la hermosura de la joven mujer que apenas contaba con 30 años de edad. Cerraron el trato y cada quien siguió con su vida.

Pero Carlos Miranda en su soledad pensaba mucho en Lucía y semanas más tarde después de haberle comprado el televisor decidió llamarla y con 56 años de edad no fue difícil para él saberla abordar e invitarla a comer.

Luego de esa primera invitación se sumaron otras más hasta que finalmente se involucraron en una relación íntima. Cada vez que él quería la buscaba y pasaban una noche o un fin de semana en el domicilio de Carlos.

Era una relación del tipo “conveniencia pasional” por así decirlo. Él la llamaba, la buscaba, comían o compraban algo para llevar a casa y compartían sus noches de pasión y luego él llevaba a Lucía a su casa como buen caballero. Así pasaron algunos meses.

Cierto día el hijo de Carlos, Luis Miranda fue a casa de su padre en vista de que no respondía al teléfono.

Luis Miranda tenía pocas semanas de haber contraído matrimonio y era lógico que se preocupara por su padre porque había compartido con él cierto tiempo la vivienda paterna.

Luis al llegar al domicilio se encuentra un plato de comida que había sido servido pero que ya tenía 3 días puesto sobre la mesa el cual consistía de arroz con pollo y el olor ya era un tanto desagradable debido a la descomposición.

En la delegación se recibió a Luis Miranda denunciando la desaparición de su padre

¿Dígame como se enteró de la desaparición de su padre? – preguntó el funcionario.

– Fui a su casa en vista de que no respondía el teléfono – dijo Luis conmocionado.

Replica el Funcionario ¿Sufre su padre alguna condición mental que amerite medicación o tratamiento?

– No – dice Luis.

¿Vio u observó algo inusual en la vivienda? inquiere el Funcionario.

Dice Luis: Lo único que había era un plato de comida apenas medio empezado a consumir y falta un televisor de 42 que compró hace unos meses.

¿Observó si hay algunos signos de violencia, como vasos rotos, alguna ventana…? preguntó el funcionario detallando si existia algun otro elemento.

No oficial – dice Luis y se extiende explicando: “solo lo que le dije, pero hay una cosa que me llama la atención. Las cuentas bancarias tanto personales como las de la empresa están presentando movimientos de transferencias y solo mi papá y yo tenemos las claves para tal fin.

El Oficial conjeturando por donde iban los tiros le preguntó: ¿Dígame señor Luis tiene su padre esposa o pareja?

Luis le explicó que sus padres se divorciaron hace poco más de 10 años “y mi padre bueno de vez en cuando, ya sabe, sale con alguna mujer. Que yo sepa no tiene pareja fija pero últimamente ha estado saliendo con una morena muy atractiva pero mucho más joven que él”, contó el hijo del desaparecido.

¿Sabe como se llama la chica? le consulltó el Funcionario tomando nota. Creo que se llama Lucía- Responde.

¿Y como la conoció? continúo con la entrevista.

Por la compra del televisor de 42 pulgadas, que ahora no está en la casa de mi padre, dijo Luis.

Luego de esa larga entrevista se procedió a tomar la denuncia como posible secuestro dada la circunstancia del movimiento de cuentas bancarias.

Inicia la Investigación

Se inicia la investigación haciendo un barrido de las llamadas telefónicas tanto en el teléfono local del domicilio como del celular. En efecto había un teléfono que se repetía mucho sobre todo en las semanas posteriores a la compra del televisor de 42 pulgadas.

Ese teléfono pertenece a Lucía y ese teléfono estaba muy activo con otros 7 números cuya repetición llamaba la atención.

Luis Miranda nos contactó vía telefónica para indicarnos que tenía pensado bloquear las cuentas bancarias a lo que se le aconsejó no hacerlo porque esos movimientos podían ser la prueba de que su padre estaba vivo.

Se ubica a Lucía mediante rastreo telefónico y se le interroga: ¿Conoce usted al señor Carlos Miranda? – No mucho – dijo.

¿Como lo conoció? – Por la venta que le hice de un TV – explicó. A este punto ya se sabía que Lucía mentía pero no era conveniente desenmascararla para que no alertara a sus posibles amigos de nada, se manejaba la teoría de secuestro y era necesario mover las piezas con cuidado.

Se continuó con el rastreo telefónico y la comunicación era inequívoca: había otros 7 números que se repetían incesantemente pero misteriosamente el de Carlos Miranda dejó de ser llamado desde la fecha de su desaparición.

Es decir, que tanto las llamadas realizadas desde el teléfono de Carlos como las realizadas desde el teléfono de Lucía habían cesado por completo. Lucía era el objetivo principal, era necesario someterla a un interrogatorio exhaustivo.

Mientras tanto se realizaba rastreo en tiempo real de las llamadas de los otros 7 números21 involucrados con el de Lucía.

El rastreo mostraba actividad en la población de Cua y coincidía con la última ubicación del teléfono de Carlos además de movilización por la zona del relleno sanitario Bonanza. Era imperante ubicar a cada persona que usaban aquellos 7 números.

Las cuentas bancarias fueron casi vaciadas por completo según lo hizo saber Luis Miranda.

Era el momento de actuar, se acaba el dinero, se acaba la vida del rehén.

Dado que los celulares se movían mucho entre Cua, La Bonanza y Ocumare del Tuy era difícil capturar a sus portadores, pese a tener identificadas la líneas y sus propietarios, algunos presentaban antecedentes penales y otros simplemente estaban a nombre de titulares sin antecedentes, posteriormente habían usado nombres de otras personas sin ellas saberlo.

Teniendo a Lucía bajo custodia y completado el rastreo telefónico de los otros celulares se procedió a someterla a interrogatorio y confrontación con la información obtenida.

Lucía, sabemos que mientes. Sabemos que conoces a Carlos Miranda más de lo que admites. Tenemos tu ADN, tu cabello, vello púbico… Tenemos todo lo que puedas imaginar sobre ti.

– No tengo nada que decir – dijo la mujer.

Mira Lucía, un hombre está desaparecido y tú sabes dónde está, es lo único que nos falta por saber. Tienes amistad con la banda del Buitre o con algunos de sus miembros, de nada te sirve seguir ocultando lo que sabes y donde está Carlos.

Confrontada con toda la información procedió a confesar como ocurrió todo. Efectivamente ella le vendió un televisor a Carlos, por internet hicieron contacto y el trato fue cerrado con la entrega en la casa de Carlos.

Luego de unas semanas ella y Carlos comenzaron una relación pasional a conveniencia, es decir, sin compromiso. Es más, Carlos sabía que ella estaba en una relación de convivencia con otro hombre y no le importaba.

Más tarde Lucía confesó que Carlos la llevaba a sus tiendas de celulares eventualmente antes de llevarla a su casa y eso le agradó porque demostró que tenía “rial”, “billete” y su concubino estaba en la banda del Buitre.

Carlos ingenuamente tuvo una conversación telefónica con un proveedor al que le pidió una variedad de accesorios de telefonía cuyo monto ascendía a la cantidad de 500 dólares que deberían ser pagados en efectivo al momento de recibir el pedido.

Lucía pasó la información a su concubino y tenían que moverse rápidamente era jueves y el pedido llegaría el lunes por lo que le tendieron una trampa a Carlos.

Como Lucía y Carlos se frecuentaban mayormente los fines de semana, ella le pidió ese día jueves al medio día que la fuera a buscar porque la habían robado. Carlos que se estaba disponiendo a almorzar dejó el plato servido en la mesa y salió a buscarla.

Una vez que la ubicó y al detener el carro para que subiera fue sometido por 3 hombres quienes lo llevaron de nuevo a su casa, cargaron el televisor y en vista de que no tenía los 500 dólares en efectivo como se suponía que los tendría, procedieron a llevarlo a Cua y desde allí en una casa con conexión de Internet procedieron a obligarlo a realizar múltiples transacciones a algunos comercios.

Todo un plan para no levantar sospechas en el banco.

Una vez acabado el dinero, Carlos suplicó a sus captores que le dejarancontactar a su hijo para que les consiguiera los 500 dólares que inicialmente buscaban a lo cual hicieron caso omiso.

Tres semanas después de la detención de Lucía se hallaron los restos carbonizados en un lugar del relleno sanitario La Bonanza que se correspondían con los de Carlos Miranda según las pruebas, análisis y posterior captura del concubino de Lucía que aportó el resto de la información mediante confesión para el cierre policial del caso.

En las semanas posteriores fueron abatidos los otros 6 miembros de la banda del Buitre.

Lucía y su concubino fueron enviados a diferentes penales: ella a la cárcel femenina de Los Teques y su concubino Keiver fue enviado al penal de Yare a la espera de los respectivos juicios.

Cerrado este caso, pasé a retiro como funcionario del Cicpc. J. J. M.

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