Antes de dormir medito en tu palabra Dios mío, qué bueno eres, que maravillosas son tus promesas, es un deleite estar en tu presencia.
Al final del día veo como tú gracia y tú favor me acompañan. Cada detalle por más minúsculo que parezca tú estás detrás. Tu mano poderosa se mueve en favor de tus hijos.
Me siento a pensar y cada día quiero más de ti, ayúdame a estar limpio para ti, purifícame señor. Lávame con la sangre preciosa del cordero, que se derramó por mí aun cuando yo no lo merecía.
Cuando el mundo está lleno de temor tú me das amor, cuándo hay gente muriendo por el virus yo tengo plenitud de gozo, cuando el hambriento llora sin comida tú me provees banquetes, cuando los del mundo viven angustiados tú me haces dormir tranquilo.
Beso a mis hijos antes de dormir y me siento dichoso por todo lo que me has dado, por qué me has rescatado y enderezado mi vida. Ahora solo me queda pagarte con ella, darte una vida de servicio para tu Gloria y tú honra. Gracias por este día. Amén.